Jesus
dice a sus discipulos en Juan 20:19 20:19 Cuando llegó la noche de
aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas
en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los
judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.
20:20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
20:21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
20:23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos
20:20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
20:21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
20:23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos
LOS DONES DEL ESPIRITU SANTO
1.Don de la SABIDURÍA
El don de la Sabiduría se nos da para conocer la voluntad de Dios, su proyecto en el mundo.
Nos hace posible ver a Dios en los acontecimientos, personas, detalles... y nos enseña a vivir como Dios quiere...
¿Lo contrario?: la necesidad para entender y cimentar la propia vida en otros pilares.
2.Don de ENTENDIMIENTO
2.Don de ENTENDIMIENTO
El
don de Entendimiento nos hace penetrar en las verdades divinas
propuestas por la fe. Nos posibilita descubrir al Crucificado en el
resucitado y a éste vivo en nuestro mundo.
¿Lo
contrario?: la vulgaridad en las cosas espirituales, no ver más allá de
lo evidente, no descubrir los dinamismos profundos de la vida desde
Dios.
3.Don de CONSEJO
“El
don de Consejo no consiste en una luz clarísima; en ese caso ya no
tendríamos problemas, pues es fácil actuar cuando todo se ve
nítidamente. El don de Consejo viene en nuestra ayuda cuando la
situación es incierta, escogiendo razonablemente (después de haber
orado, pensado, reflexionado, después de habernos aconsejados) el camino
que parece de momento mejor, dispuestos a corregirlo si es necesario.
El don de Consejo se nos da para serenar la angustia que suele preceder a las decisiones difíciles...
¿Lo contrario?:
No pedir consejo a nadie (ni a Dios ni a los hermanos...) no asumir con
fe y decisión el acompañamiento espiritual... pensar que yo no necesito
de nadie para caminar en la fe, que Dios me habla directamente...
4.Don de FORTALEZA
4.Don de FORTALEZA
“Es
la fuerza para cumplir lo que Dios quiere de nosotros a fin de servir
al Evangelio, sobre todo en tiempos difíciles, de cansancio, de prueba.
Es un don no sólo para el martirio, sino también para la vida cotidiana en momentos de desolación.
¿Lo contrario?: miedo al compromiso, falso respeto humano... Desconfiar de la ayuda de Dios.
5.Don de CIENCIA
“El
don de Ciencia nos hace partícipes de la ciencia divina, que nos
permite conocer las ciencias humanas con juicio recto, viéndolas en
relación con Dios.
¿Lo contrario?: el no querer enterarse de los signos de los tiempos.
6.Don de PIEDAD
6.Don de PIEDAD
“Es el sentimiento profundo de ser hijos, el gusto íntimo del que llama a Dios -Padre-.
Hace
referencia a familiaridad, facilidad para tratar efectivamente con Dios
como Padre, hace referencia a espontaneidad, gusto de sentirse bien con
Él.
Abandono en el Padre como el niño pequeño (Abba).
Este don está a la base de toda espiritualidad y oración cristianas.
Este sentimiento supera la angustia, el miedo, las preocupaciones...
Este don nos hace responder “tú eres mi Padre a quien nos dice “tú eres mi hijo.
¿Lo contrario?: la dureza de corazón, la frialdad, la falta de afecto con Dios, la idea de Dios como juez...
7.Don de TEMOR DE DIOS
7.Don de TEMOR DE DIOS
Es
el temor del que no quiere ofender al Padre porque le ama y es
consciente de la propia debilidad. Es un don muy cercano a la Piedad. No
es temor servil a castigo alguno.
El
Temor de Dios en nuestra vida personal de la fe significa que somos
conscientes de poseer un tesoro muy valioso que custodiar, de que
podemos profanarlo y de que nos lo pueden robar. Por eso es preciso
confiar en el poder de Dios, en su fuerza, no en nuestra presunción.
¿Lo contrario?: confiar en nuestras propias fuerzas y creernos semi-dioses.
PENTECOSTES: La venida del Espíritu Santo
Hechos 2:1-4
PENTECOSTES: La venida del Espíritu Santo
Hechos 2:1-4
2:1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
2:2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
2:3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
2:4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
La palabra Pentecostés viene del griego y significa el día quincuagésimo. A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34,22), esta fiesta en un principio fue agrícola, pero se convirtió después en recuerdo de la Alianza del Sinaí.
Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él.
La Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones.
2:2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
2:3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
2:4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
La palabra Pentecostés viene del griego y significa el día quincuagésimo. A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34,22), esta fiesta en un principio fue agrícola, pero se convirtió después en recuerdo de la Alianza del Sinaí.
Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él.
La Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones.
Juan 14:14-17
14:14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
La promesa del Espíritu Santo 14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
14:14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
La promesa del Espíritu Santo 14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.