Colosenses 1:15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los
cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos,
sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por
medio de él y para él.
El profeta Miqueas predijo la ciudad exacta dónde El Salvador nacería y
describió Su naturaleza eterna diciendo, "De tí Belén vendra quién
gobernará en Israel cuya existencia es de tiempos antiguos, desde la
eternidad."
Dios
incluso reveló que El Salvador que vendría descendería de la línea del
rey David. A través de las escrituras del profeta Malaquías, el Señor
describió un mensajero especial que anunciaría al Salvador y prepararía a
la gente para recibirlo.
Zacarías profetizó,
"O hija de Jerusalén: Mira, tu Rey te viene: Él es virtuoso y tiene la
salvación; humilde, y viene en un asno nunca antes montado."
El
Rey David describió cómo El Salvador sabría de antemano que uno de Sus
amigos íntimos con quienes Él comió el pan, lo traicionaría.
Y Zacarías aún escribió que el precio de la traición sería treinta piezas de plata.
A
través del profeta Isaias, Dios predijo que El Salvador sería
torturado, con latigazos, y que Su cara sería escupida. David describió
el método de ejecución por "clavando las manos y los pies del Salvador,
pero sin romper ninguno de Sus huesos," que El Salvador diría, "Mi Dios,
mi Dios, por qué me has desamparado"?, y que los espectadores se
reirían y se burlarían de El Salvador, diciendo, "Él creyó que el Señor
lo salvaría."
Jesús fue azotado, torturado y luego crucificado por nuestros pecados.
David también escribió que "los huesos del Salvador estarían fuera de
juntura y en Su sed le darían vinagre para beber," y que los
perseguidores del Salvador "dividirián Su ropa entre ellos, y sortearián
por Su túnica."
Isaias dijo que los espectadores serían "sorprendidos" al ver la cara del Salvador desfigurada por la tortura.
Las
profecías en el libro de Dios incluso describen cómo un día, los
descendientes de David, los habitantes de Jerusalén, verían "al Salvador
a quien ellos habían clavado."
Y todo esto fue registrado en las Escrituras muchos centenares de años antes de la venida del Salvador.